Para que sea válido el hecho, primero ante nosotros mismos, para recién luego hacerlo extensivo a los demás, es absolutamente imprescindible la representatividad constante. Esto es sentir que lo que estamos haciendo, en ese tiempo exacto en que lo estamos haciendo es lo mejor que podemos estar haciendo, y que esto sea aplicable a todos los momentos, a cada momento.
Sostener física, intelectual y emocionalmente nuestra idea (expresión o hecho artístico) y entender y aceptar que lo único que tenemos es tiempo que se va, por lo tanto cada instante es precioso, y debemos transcurrir los mismos plenamente conven